"Recuerdo un tiempo en que había gente que a la hora de decir «sexo» aflojaba de tal modo la equis que se quedaba en ese. Como si la pronunciación de la equis, ese sonido extranjero, les fuera a relajar los esfínteres haciendo inevitable la entrada de cualquier cosa por ahí.
No sé si es casualidad que también la palabra «extranjero» lleve equis o es una llamada de atención para que aquella gente se cuidara de aquellos peligros que vienen de fuera. Del sexo, sobre todo. Ya lo decía doña Concha cuando cantaba «Él vino en un barco, de nombre...» solo a traer el mal. La equis viene a avisarnos. La equis es la X que marca la casilla de lo maldito.
Pero, ¡ay!, pasan los años y, tras nuevas incorporaciones, a todas luces inofensivas, metemos en nuestra casa a la X y la pronunciamos sin vergüenza. Decimos «fax» en la oficina, «Duralex» en la cocina y «sexo» en el salón. Y «éxito», «galaxias», «Flex», «Rotaflex», «saxofón», «Mad Max». Mi «ex». ¡Y «Firefox»! ¡¡«Pixel»!! ¡¡¡Paroxismo!!!
(Nota personal: a mí, a día de hoy, me pasa que no puedo decir la palabra «excitar» sin sentir cierto cosquilleo fonético).
Y decimos «sexo», con placer. Y lo hacemos. Con placer también. Clasificado X. Y nos relacionamos sin miedo a relajar los esfínteres, sin importar en qué barco venga cada cual, ni con qué tatuajes, al Puerto USB. Y nos pasamos del mundo animal al mundo vegetal, enrolladitos como el musguito en la piedra nuestros dedos en los teclados, y, como por arte de magia, Seso ha vuelto a ganar a Sexo. Por goleada. Mira Tuiter.
(Para el que no sepa lo que es Tuiter: mensajes gratis entre gente que no se conoce con el propósito de lo que surja. Su principal objetivo es entretener lo suficientemente a los usuarios para que, al final, lo que surja no haya venido).
Hace días, un Tuitstar, escribió: (Para el que no sepa lo que es Tuitstar: usuario activo de Tuiter, con muchos lectores y que, según cuenta la leyenda, chinga menos que un vasco. De paso hago notar que el euskera tiene equis por un tubo. Ahí lo dejo). @JohnnieSkywalkr: «Cierto que los hombres solo pensamos en follar. Pero es que vosotras pensáis con quién follar, dónde, cómo va a ser, qué pasará luego…».
Sí. Así es. Un pensamiento interesante de una persona con su propia vida sexual. Ese es el problema: que pensamos, no hacemos. Pensamos, unos en cantidades, otros en calidades. Tenemos el Kamasutra entero a golpe de dedo pero pagamos para montar en bici en un cuarto.
Conocemos más que nunca, pero aquí no fornica ni Krusty. Todo muy brillante, cómo lo pasamos, pero entre ponte aquí y estate quieta, se nos pasan los arroces. Estamos siendo muy mentales. Menos seso y más sexo. Más sexo, que todavía es gratis."
fuente: elpais.com
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